Hora ecuatoriana

Acababa de aterrizar en Quito y la sensación era muy buena. Durante el trayecto jugué a Tetris, vi un documental sobre Maradona y platiqué con el hombre que venía a mi lado; un ecuatoriano de la costa que decía llevar un par de décadas en España. 

Hablamos sobre el empeoramiento de la seguridad, la inflación, la justicia indígena, un poquito de política y entonces..., trato de formular todas las preguntas posibles que puedan orientarme sobre la cultura y sociedad de la tierra en la que voy a pasar un mes y medio, donde pretendo ser uno más. También me interesa su visión sobre mi país y como respuesta a parte de mi interrogatorio, confiesa que el presidente que le ha parecido el mejor de todos es... ZP. Me adelanta que, el pueblito que me encontraré en la sierra es muy seguro, la gente bien tranquila y no hay ningún problema, porque ellos, los indígenas, aplican su propia justicia y... ¿ quien va a ir allí a robar una gallina si le van a dar una paliza ? Nadie se va a arriesgar. Nadie quiere recibir una golpiza... Sin embargo, el lugar donde él se dirige, por la zona de Machala, es bien peligroso. Allí no puedes andar tranquilamente con tu celular, pues te lo van a quitar. Así dice.

Aplicaron justicia indígena a presunto ladrón. La policía no intervino.
Recibió latigazos, ortigazos y baños de agua fría...

El aeropuerto es relativamente nuevo y agradable. Todo está muy bien, salvo la actitud impertinente de un gringo que me atosiga mientras busca su maleta en la cinta. Por supuesto, el muy cabrón no habla Español... Ya he visitado el continente en numerosas ocasiones y es mi tercera visita a Hispanoamérica. Primera vez en Sudamérica. Algo en mis adentros me indica que me encuentro en una tierra que me va a cautivar. El ambiente en la fila de inmigración es grato y la chica que me atiende me da una cálida bienvenida. Ahorita sólo queda buscar el carro de Patricio, el propietario de un alojamiento cercano donde me hospedaré por una noche antes de dirigirme a Salasaka. Me encuentro bien. La noche anterior en un albergue del centro de Madrid fue favorable, a pesar de no haber encontrado ningún garito abierto y haber cenado un bocadillo de calamares "pasable" por la friolera de 6 euros. El hostel estaba lleno de jovencitos pendejos jugando a beber y tratando de ligar, pero su ansia quedó truncada por el toque de queda de medianoche. 


Me encanta que los planes salgan bien... Patricio y su esposa están estacionados esperándome en su auto. La tarde lluviosa me recuerda la humedad de Nicaragua, pero según me han dicho, acá el clima tiene las 4 estaciones en el mismo día. No sé si Patricio trata de agradar desde la conducta comercial de anfitrión, pero... habla mucho, quizá demasiado. Describe múltiples lugares turísticos del Ecuador e insiste; a pesar de que le indico que no soy un simple turista, sino que vengo a formar parte de una comunidad. Confirma lo que me habían informado sobre el tiempo: "Acá siempre decimos: si no le gusta el clima, vuelva dentro de 10 minutos, jajajaja".
Aunque ya me empiezo a sentir algo cansado, aún cuento con energía para consultar algunas cuestiones y tal vez contrastar con la información obtenida del pasajero acompañante en el avión. Les pregunto acerca de Pelileo, pues he leído que allá fabrican jeans...:

Patricio: "Ohh ¡ si ! Allá tiene todos los jeanes y todo tipo de ropa. ¡ Y muy barato !!"
Edu: "Aha, muy bien. ¿ Y cree usted que podrían fabricarme esos jeanes con mis medidas ?"
Patricio: "Pero... ¡ no es necesario !! ¡Allá tienen todas las medidas ! Encuentro hasta para mí..."
Edu: "Aha, okay"

Por supuesto que los jeans que este señor llevaba... (que le quedaban como a Toneti) no es lo que yo estaba buscando, lo cual alejaba mis expectativas sobre lo que podría encontrar allá. Llegamos al hostel. Una casa de campo bien linda con un cuarto privado amplio, acogedor y confortable. Las zonas comunes son igualmente excelentes, así que, me voy a disponer a checar la computadora tranquilamente en el sofá de la sala, mientras veo algunas noticias en la TV, pero...no ! Patricio habla conmigo y no parece que vaya a haber ocasión de comprobar mis e-mails y planificar el día siguiente, al menos, no en esa sala. Veo que anuncian la Feria Taurina de Ambato y dado que, estoy interesado, le pregunto a ver qué sabe... Comienza una charla sobre la prohibición de los toros (mientras logro buscar algo en mi PC y descartar las corridas por su elevado precio) sucedida por otros temas de corte sociopolítico. Trato de mantenerme neutral y atento, pues me interesa la información que pueda extraer, aunque el agotamiento me lleva a desear terminar la conversación en breve y descansar u organizar la jornada posterior. Generalmente en estas situaciones, uno espera que tras la siguiente oración llegue la despedida y cierre, sin embargo, el tipo enlaza con otra historia y otra más, pasa otro cuarto de hora y así sucesivamente. Llegado un punto del coloquio ha afirmado: "yo tengo una mente abierta", y es cuando he pensado: "es de derechas, corta cuanto antes y vete a dormir". Efectivamente, la sentencia dio lugar a hablar pestes de Correa, elogiar a Lasso y puesto que yo no mostré mi postura, emitió sus alabanzas a Pinochet a calzón quitado.

DIA SIGUIENTE...

Descansé. La ducha funcionó adecuadamente y el desayuno estaba rico. Mi melena ha peligrado cuando he pedido un secador de pelo y me ha ofrecido una pistola de calor industrial que, por supuesto, he rechazado de manera inmediata. Me encuentro bien en ese lugar así que, antes de pagar (incluidos los 5 $ que me arrean por cada traslado al aeropuerto), les comento la posibilidad de hospedarme a la vuelta de mi estadía (eso no llegó a ocurrir, pues surgieron mejores planes que alojarme en casa de un individuo neoliberal).

He llegado al terminal de Quitumbe. Todo progresa favorablemente. Pregunto en un puesto de información y me atienden muy amables, de paso que me preguntan de dónde vengo y si pueden tomarme una foto. Compro el pasaje. Espero sentado en un banco. La Wi-Fi es buena. Llego al bus. Todo genial. El trayecto es hermoso. Todo se desarrolla como había planeado y estoy en Salasaka! 

Ahorita debía seguir las indicaciones que me había dado una reciente voluntaria escocesa, Morven. En el puente tengo que agarrar una camioneta de las blancas y verdes y cuestan 1,5 $. Así es ! Le digo al chofer donde me dirijo, una casa en la comunidad de Patuloma y, me mira con cara de circunstancia. Por lo que se ve, está desorientado porque recién ha comenzado este trabajo y me cuenta que ha estado trabajando en España y que tiene ya la nacionalidad. Llama a algún familiar con quien mantiene una conversación en Kichwa y le dicen dónde llevarme. Estoy delante de la casa con mi maleta.


Me acerqué a la puerta y llamé, pero... No me recibe la señorita Micaela, sino una tal...Cali, de Bélgica y con ella está un alemán de cabello largo semi-recogido en un moño hipster, Florian. Entre risueñas sonrisas de un mundo feliz, nos presentamos. Él es un ex-voluntario que estuvo cooperando hace unos 10 años y ha vuelto...teóricamente a hacer algo de trabajo con su computadora y... ayudar... Ella, se autodenomina una enamorada del amor, está viajando por Sudamérica y durante unos días va a hacer voluntariado. Iniciamos el almuerzo y ante diversas preguntas de Cali, me veo en la tesitura de narrar ciertas experiencias en viajes de idiomas en el extranjero con algunas compañías multinacionales. Ella no duda en contrariarme y corregirme... y al fin, si !! llega Micaela con Francisca, su mamá. Estoy a salvo. Me preparan mi cuarto. Me dan la bienvenida y me siento bien.

Ha surgido un planazo, iremos al cine. De camino al centro nos cruzamos con Eliana, yo aún no sé quien es, pero no tardaré en conocer a quien será mi gran amiga de Barranquilla y compañera de habitación.

UNA SEMANA DESPUÉS...

Llevaba días preguntando por los jeanes de Pelileo a varias personas. Micaela me dice que a medida no te los hacen, hay que comprar de lo que hay allá, y ella es una chica lista. También dice que puedo preguntar... El jueves es un buen día para ir y puedo agarrar el bus según salga del colegio Manzanapamba. Según dice Florian, necesita ropa urgentemente, así que, me acompañará y Micaela ha dicho: "yo voy con ustedes". 

Llegamos a Pelileo. Muchas tiendas y... muchas obras con Leo Maroto (alcalde). Micaela nos lleva a algunas de las mejores, pues ella conoce. Y... llegamos al gran establecimiento. Me pruebo algunas camisetas de manga larga que necesito. Compro una y pregunto por la posibilidad de que me fabriquen jeans a medida. La chica me indica que pregunte a la otra pelada del despacho de la entrada. Me dirijo a la otra. Cuento nuevamente la historia mientras me mira con cara extraña y... me dice que debo hablar con su jefe. Me entrega un flyer con su contacto.

Dimos algunas vueltas. Florian se compró varios jeans que le quedaban cortos, pero le daba igual (se trata de un viajero que usa para todo "jabón", ya sea cuerpo, cabello o ropa) y nos fuimos a comer un encebollado.

LUNES 23 DE ENERO

Los días pasaron con múltiples experiencias que relataré con más detalles en futuros capítulos (fiesta de quinceañera, tareas, misa de Domingo...) y, durante ese tiempo estuve chateando por WhatsApp con el señor de los jeans. Le expliqué lo que quería y le envié un esquema con mis medidas. 

La primera vez que descubrí la posibilidad de obtener jeans a medida fue casi una década antes, en Kathmandu. Allí descubrí los jeans tailor donde me fabricaron 3 pares en pocos días por un precio increíble. Copiaron unos de mis Lee y los customizaron con mis especificaciones. Se sorprendieron y me advirtieron que parecerían una prenda femenina, yo respondí que muy bien y a los pocos días fui a recoger la mercancía. Esto fue después de muchos años peleando entre tiendas, webs, Levi´s, Lip Service, Trash and Vaudeville, cinturas braguetonas, piernas cortas, anchas o tejido no elástico (con el que cuesta subir los bordillos); adaptándome a lo que había con sus correspondientes molestias.

El patrón inicialmente muestra un tono dubitativo en el chat. Ese tipo de encargos suelen fabricarlos si se trata de al menos... una docena de jeanes. Le comento que yo solamente puedo llevarme 2 o 3 nomás y, finalmente llegamos a un acuerdo. Parece conforme con mis peticiones. No requiero de cierres ni bolsos especiales, solamente unos jeans clásicos a medida. Dice que me saldrían por unos 30 $ cada prenda y que me pase por el comercio para hablarlo en persona y medirme. Tienen muchos moldes, blablabla... A Micaela le resulta caro, pero yo sigo empeñado en la idea, pues es menos de la mitad de lo que me vengo gastando en Make Your Own Jeans, una fábrica de India.

A mi amigo de los jeans de Pelileo le había informado con antelación sobre mi plan y la hora orientativa a la que agarraría el bus en Salasaka. Una vez en el vehículo, volví a escribirle para que tuviese en cuenta cuando llegaría a Pelileo. Me bajo allí, entro en la tienda y...no veo al tipo por ninguna parte. Pregunto a una de las chicas, otra vez me mira con gesto de sorpresa y desconfianza y, me dice que...no está. (Tal y como mi subconsciente me advertía). Me informa que se demorará media horita...así que, respondo que iré a dar una vuelta y regresaré más tarde.


Vuelvo a mirar comercios y tomo algunas lindas fotos mientras le escribo nuevamente para comentarle que he estado allá y él no estaba y todo el cuento al que empiezo a estar habituado...Se trata de una situación que se repite casi diariamente, no importa con quién..., y se asemeja al juego del Hide & Seek (El escondite). En realidad no es una novedad para un español el hecho de que todo el mundo llegue tarde y haya una especie de competición que consiste en quién espera a quién... Cuando se acuerda una hora, es importante cerciorarse de que es hora ecuatoriana. Así le dicen allá.

Cómo tanta gente a la que le fastidia escribir, me envía un audio:

"¿Cómo está, señor? Muy buenas. En una horita voy a estar por la tienda principal. Ahí podría venir."

Tengo tiempo para ir al mercado del centro de Pelileo y entretenerme. Eso hago y pasada casi una hora, le comunico que me estoy aproximando al punto de encuentro, y... otro audio:

 
"¿Cómo está, mi estimado? Muy buenas. En unos veinte minutitos voy a la tienda."

Aparezco nuevamente por allá, y, como era de esperar, no está. Vuelvo a verme en el mismo escenario, hablando con la empleada. Me dice que aún no ha llegado. Le indico que voy a estar comiendo justo al ladito de la tienda, que se lo comente a su jefe cuando llegue. Camino 4 pasos hasta el local más cercano y ordeno algo de comer. Rápidamente me llega el primer plato, mientras le escribo un mensaje para reforzar las indicaciones que he dejado a la chica. Y entonces...:

 
"¿Cómo está, señor? Muy buenas. ¿Sabe que ya me salí? Como me estabas llamando... Ya me salí. Yo también voy al almuerzo. Sime..., si me puede esperar una media horita..., tal vez... Pero de ahí ya no..., regreso del almuerzo".

Creo que "tal vez" es tal vez una expresión muy empleada acá. 

Regresé del Ecuador sin mis jeanes, pero no me faltaron aventuras que espero seguir relatando, y no menos amig@s y excelentes sentimientos.

- Otros relatos:
    - Ser un niño
    - El Bazarraco
    - Such A Giver

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